El Club de Fútbol Barcelona es una de las instituciones más importantes de España y también de Europa y del mundo. Todo lo que rodea a ese club tiene una enorme repercusión mediática. Por consiguiente, al enterarnos que entre la mencionada institución y la Federación Uruguaya de Ajedrez existe una relación que se remonta a 30 años atrás con su nuevo entrenador, Enrique “Quique” Setién, a través de los ajedrecistas uruguayos, Daniel Rivera y Alejandro Hoffman, resulta algo muy interesante.
Por lo tanto, existe un relato con fondo humano que hizo la Federación Uruguaya de Ajedrez y que reproducimos textualmente, por entender que los protagonistas, nos ponen sobre la mesa algo diferente y de un color especial para el deporte uruguayo. Aquí va el texto, acompañado por una foto actual de Setién y otra de hace 30 años atrás junto a los dos ajedrecistas uruguayos mencionados en la nota:
“Quique Setién – Nuevo entrenador del Barcelona FC y… jugador de ajedrez.
Días atrás se conoció la noticia de que el Club de Fútbol Barcelona había contratado un nuevo técnico: Enrique ‘Quique’ Setién.
Con el correr de las horas no solo se difundió su pasaje por diferentes clubes de fútbol como jugador y luego técnico, sino también su pasión por el ajedrez desde chico.
Aficionado que pasó por el Club Torres Blancas de Santander, España, compitió oficialmente en torneos de Ranking FIDE (es posible encontrarlo en la página de la misma, con 2055 puntos de ELO), y llegó a disputar partidas en simultáneas contra Kasparov y Karpov.
Sin embargo, para nuestro ajedrez uruguayo es muy grato saber que el IM Daniel Rivera y GM Alejandro Hoffman compartieron con el novel entrenador del Barcelona gratos momentos en diferentes ocasiones, en diversos Abiertos celebrados en España en los años 90, lo que da cuenta no solo del amor por el ajedrez de Setién, sino de la calidad de “embajadores” ajedrecísticos con los que contamos.
Esta relación surgió espontáneamente, como es lógico, en una cancha de fútbol. Tanto Daniel como Alejandro recuerdan con cariño como “Quique” participaba de los clásicos picaditos en Benasque por ejemplo o en Oviedo. En algún caso llegó a compartir equipo con los maestros uruguayos, en otros casos se puso en el cuadro contrario y llegó a sacarle la pelota a un talentoso Rivera”.
Realmente muy interesante el relato, demostrando que el deporte, no tiene fronteras y el transcurso del tiempo no los puede borrar las vivencias.